Un tazón de chocolate caliente

Me gusta el chocolate a la taza, en tableta, con churros, con pan tostado, con bollo suizo, con curasán, por la mañana, por la tarde y por la noche.
Alrededor de una tazón de chocolate caliente las historias y los relatos toman forma, color, olor, sabor, y los cuentos resultan extraños a veces, otras cercanos.
El aroma del chocolate envuelve el ambiente y lo convierte en espectáculo y cuando suena el tercer aviso se levanta el telón y comienza la función.

martes, 8 de noviembre de 2011


A mí siempre me ha gustado soñar, pero la mayoría de las veces eran sueños imposibles, ilusiones que se desvanecían en el aire, quimeras abandonadas a mitad de camino por estar la meta fuera de mi alcance. Alguna vez la ficción acabó en deseo, el deseo se convirtió en pasión, la pasión causó sufrimiento y después el olvido. ¿Pero cuántas veces el ímpetu de la ilusión supera cualquier obstáculo? Es  entonces cuando la vida pasa a ser un carro sin ruedas que alguien empuja cuesta arriba.

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