Un tazón de chocolate caliente

Me gusta el chocolate a la taza, en tableta, con churros, con pan tostado, con bollo suizo, con curasán, por la mañana, por la tarde y por la noche.
Alrededor de una tazón de chocolate caliente las historias y los relatos toman forma, color, olor, sabor, y los cuentos resultan extraños a veces, otras cercanos.
El aroma del chocolate envuelve el ambiente y lo convierte en espectáculo y cuando suena el tercer aviso se levanta el telón y comienza la función.

domingo, 23 de diciembre de 2012

ES NAVIDAD



A pesar de todo, a pesar de la crisis que nos aplasta hasta hundirnos en la más absoluta miseria, a pesar de todo, la Navidad es una época de esperanza y de sueños, como una fortaleza a prueba de asedios.

Nos volveremos a juntar para cenar, cantar villancicos y recordar a los que se fueron.

-Vendrás a pasar la nochebuena a mi casa? –le pregunto.
-Ya sabes que yo no salgo de mi casa para nada –me responde.
-Entonces vendremos a la tuya –le contesto.
-Está bien, ya iré.


¡¡FELIZ NAVIDAD!!


jueves, 6 de diciembre de 2012

ECHALE GUINDAS AL PAVO


-¿Qué haréis cuando yo me muera? -Dice sin creer lo que está diciendo
-Iremos a celebrarlo –le contestamos
-¿No os dará pena? –insiste
-Hombre, pena, pena, no sé, a lo mejor lloramos un poco.
-Ya no subiréis más las escaleras de esta casa, ni siquiera os asomaréis al balcón.
-Pues eso ya nos dará pena, no ver la calle más bonita y elegante de Pamplona.
-Siento que me queda poco tiempo, dentro de nada me iré de este mundo.
-Hace mucho tiempo que dices lo mismo y ahí sigues. Te irás cuando Dios quiera.
-Yo creo que será pronto.

Mientras habla de su próxima partida nos mira a los ojos queriendo averiguar nuestros sentimientos, no le hace falta porque sabe lo que pensamos, lo que sentimos. Con el tiempo se ha convertido en una adivina a la que no le falta más que la bola de cristal para predecir lo que vamos a contestar después de cada pregunta que nos hace.

Seguidamente se pone a cantar:

“Echale guindas al pavo,
échale guindas al pavo que yo le echaré a la pava,
suquita, canela y clavo,
que yo le echaré a la pava
suquita, canela y clavo.
Estaba ya el pavo asao,
la pava en el asaor
y llamaron a la puerta,
josú, què miedo chavó.
Entró un cevil con bigote
y Paco el estucaor,
a ver dónde está esa pava,
a ver dónde está ese pavo,
Porque tiene mucha guasa que yo no pruebe ni un clavo.
Echale guindas al pavo,
échale guindas al pavo
que yo le echaré a la pava,
suquita, canela y clavo,
que yo le echaré a la pava suquita,
canela y clavo.”

           Nos asombra la memoria que tiene y las ganas de vivir, porque mientras canta ella misma se jalea, y nos mira invitándonos a seguirla, no tenemos más remedio que repetir el estribillo, que de tanto hacerlo ya no es ni estribillo porque se ha convertido en el saludo de bienvenida.


Y sigue cantando:

“Dicen que dice que tiene
amores con un calé,
y que toítas las noches con el gítano se ve.
Mira mira la viejita
con su carita empolvá,
                                                        mírala por donde viene,
                                                      mírala por dónde va.”

            Muchas veces pienso que la vida es algo maravilloso que no sabemos apreciar.