El
teléfono, el ordenador y los folios,  el
cigarro, el café y la copa,  el bar, el
mostrador y el barman, ingredientes de un espectáculo que se repite sin cesar
por la mañana, la tarde y la noche.  
La
vida se vuelve rutina por mucho que intentes verla de forma distinta, sin
saborear el café, sin disfrutar de la copa, sin aspirar el humo del cigarro. 
Muy buen microrrelato, me hiciste leerlo dos veces, es bien!
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